Brenda, Morena y Lara: Un grito de dolor y furia
- Anna Lainez
- 24 sept
- 3 Min. de lectura

El dolor se mezcla con la bronca, la impotencia, la furia. Nos siguen matando. Lo dijimos, gritamos, tantas veces que las palabras parecen, de alguna manera, perder volumen apenas las pronunciamos. Y la necesidad gutural, visceral, casi histórica, de desprendernos de nuestros principios y salir a prender fuego todo se impone como un deseo cada vez más tangible en nuestra desesperante contemporaneidad.
A tan solo días de que una empresa de combustibles realizara un video a su parecer gracioso sobre meter una mujer en una bolsa de consorcio para callarla, para que y cito: “no joda mas”, dos jóvenes mujeres y una adolescente aparecieron muertas, descuartizadas y enterradas en la provincia de Buenos Aires.
Brenda del Castillo y Morena Verri tenían 20 años y Lara Gutierrez, apenas 15. Este miércoles por la mañana, sus cuerpos fueron identificados después de cuatro días de búsqueda. Brenda era mamá de un bebe de un año.
En lo que va del año, acorde al informe del observatorio “Ahora Que Si Nos Ven” Agosto 2025, sucedieron en nuestro país 164 femicidios y 264 intentos de femicidios. El 42% de ellos realizados por las parejas de las víctimas y el 29% por las ex parejas.
Resaltemos que en este contexto cada vez más alarmante de avasallamiento sobre nuestros cuerpos, nuestra vida y nuestra identidad, casi todos los programas para combatir la violencia de género en nuestro país han sido cínicamente desfinanciados, desmantelados o directamente destruidos desde que asumió la presidencia el ultraderechista Javier Milei.

Comenzando por la eliminación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades en primer lugar y continuando con la destrucción sistemática de programas fundamentales para la asistencia multidisciplinaria a mujeres y personas LGTBI+ en situación de violencia de género, entre ellos: el “Acompañar”, el “Acercar Derechos”, el “Registro Nacional de Organizaciones Sociales de Género”, el “Apoyo urgente y la asistencia integral inmediata ante casos de violencias extremas por motivos de género” y la “Línea 144”, entre muchos otros.
Medida política que se alinea perfectamente con la ideología negacionista, machista y patriarcal del gobierno actual y del mismo presidente, quien, no es menor recordar, durante su discurso en Davos 2025, cuestionó la figura legal de femicidio, afirmando que: “Llegamos al punto de normalizar que en muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio”. Evidenciando no otra cosa sino su profundo desconocimiento en materia de violencia de género y violencia contra las mujeres, no por ignorancia per se, sino por misoginia.
Por otro lado, la complicidad mediática que pudimos observar en estos días desde la desaparición de Brenda, Morena y Lara, no sorprende pero resulta decepcionante. El foco constante en el ejercicio de la prostitución como la causante de sus muertes, discretamente, o no tanto, deslizado en los títulos y la bajada de las notas, coloca nuevamente la responsabilidad en la víctima y no en el victimario. Otra vez, que hacia, a dónde iba, cómo se vestía, que consumía y con quien salía.
No existen las buenas o las malas víctimas. Existen las víctimas. Y punto.
Una esperaría que en pleno 2025, con todos los avances del feminismo en la Argentina y en particular la trayectoria del movimiento Ni Una Menos desde el 2015, el rol de estos gigantes de la comunicación en esta sociedad femicida fuera otro. Y el de la sociedad misma, también.
Pero en tiempos donde a las feministas se nos acusa de “pasarnos tres pueblos” el patriarcado se mantiene más firme que nunca reclamando su autoridad sobre nuestros cuerpos y sobre nuestras vidas. Matando, violando, y llevándose la vida de cientos y cientos de pibas. Y no hay otra respuesta frente a semejante avasallamiento personal y político, que la respuesta colectiva. Y si, vamos a pasarnos no tres, sino cien pueblos.






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