Ni una menos. Diez años.
- Guadalupe Cuevas
- 7 jun
- 2 Min. de lectura
Pasó una década el primer Ni una Menos, y toca desempolvar los pañuelos verdes, porque ningún derecho está garantizado. Este mismo día, en que se cumplen diez años de aquel grito colectivo, nos enteramos de un nuevo femicidio.

Todas las marchas en una marcha, el feminismo es transversalidad, es por eso que conviven todos los reclamos, porque en definitiva el culpable de todos los males es el machismo extractivista, fua, tiré un concepto.
Discapacitadxs, personas jubiladas, jóvenes empobrecidos, gente que trabaja en ciencia, artistas de todas las ramas, teatro, música, cine, plástica. Y bueno, feministas claro, pero lo daba por descontado, porque el feminismo es una forma de ver el mundo.
Todas las marchas todas
El ataque es desde todos lados y al mismo tiempo, los únicos que zafan, y vale el masculino, son quienes compran sus autos alta gama sin impuestos.
Cuando miles y miles de personas se reunieron en diversas plazas del país en el 2015 al grito de Ni una Menos después del femicidio de Chiara Páez, el feminismo no era cool, no nos definimos feministas.
El Ni una menos fue un hecho canónico en la vida de muchas mujeres, a partir de ahí empezamos a aprender un montón de cosas, a crearnos ese Marco teórico, que ya muchas venían desarrollando. Me acuerdo que estaba de moda leer ese libro de Virgine Despents Teoría King Kong, la historia de una chica blanca de clase media, a la que violan, y después empieza a cobrar por que la violen, o algo así.
A partir de ese 3 de junio muchas empezamos a definirnos como feministas, porque entendimos que ya lo éramos en la práctica, porque aprendimos que el feminismo busca equidad y justicia social ergo justicia ambiental.

Cumplir diez años, y decidir hacerlo convocando a todos los reclamos, es entender el contexto y entender que todas las luchas son una. Norma Pla estaría orgullosa de nosotras, o eso quisiéramos.
Diez años del comienzo de la última ola feminista, y que nostalgia. Cuantas hijas de puta que han usado las herramientas y los espacios ganados por el accionar feminista, para ocupar esos espacios y hacer el mal, podía fallar.
Por eso insisto, desempolvemos los pañuelos verdes, y volvamos a hablar de todo eso que empezamos a pensar gracias a aquel Ni una menos.
Me da ganas de que volvamos a encendernos como en el 2018 pero sin gliter.
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